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La octava temporada de The Walking Dead se estrena este 22 de octubre a las 8:30 PM. Esta es la serie de televisión con más alto rating en Estados Unidos. Sí, más que Game of Thrones, que le llega cerca.
Las dos tienen en común que son series que han sabido construir un mundo fascinante, con grandes personajes, mucha acción y giros inesperados en la trama, incluyendo el suspenso de qué personaje protagónico se va a morir inesperadamente en el siguiente capítulo. Claro, Game of Thrones es mejor, pero Game of Thrones es mejor que cualquier otra serie de televisión que se transmita actualmente. The Walking Dead cumple con honores en su género de aventura/horror.
Sin embargo, esta serie tuvo un bache, casi socavón, dramático, en la temporada 7. La amenaza zombi prácticamente desapareció y fue reemplazada por el sádico personaje Negan, que se convirtió en el azote de Rick y su grupo en la temporada 7. Negan y su grupo mataron con un bat de forma más que monstruosa a Glenn y a Abraham en el primer capítulo, amenazaron con cortarle una mano a Carl, mantuvieron prisionero a Daryl durante la primera mitad de la temporada, convirtieron a Rick y su grupo en siervos sumisos, y de paso le dieron en la torre a los ratings de la serie en Estados Unidos.
Esta producción es tan exitosa que, incluso con toda la audiencia que perdió en la temporada 7, aún siguió siendo la serie de ficción más vista en Estados Unidos. De 18 millones que vieron la premier, para el final de temporada había bajado a 13 millones. Y 13 millones, en estos tiempos de competencia brutal por las audiencias, es mayor que la audiencia de cualquier otra serie.
Aún así, 5 millones de personas que dejaron de sintonizar, es mucha gente. ¿Qué pasó? La serie cometió un pecado mortal y que va contra su esencia, se volvió deprimente en lugar de ser emocionante. Y no es que vivir en un mundo apocalíptico en que la mayoría de la población del planeta se ha vuelto zombi caníbal sea muy edificante, pero The Walking Dead es una serie de héroes: desde la temporada 1 Rick y su grupo están activamente luchando por sobrevivir contra los zombis y contra otros humanos rapaces y violentos.
Existen víctimas, pero también victorias. Los personajes que no terminan de comida para zombis evolucionan, como Carol, que de un ama de casa víctima de violencia doméstica pasó a ser una guerrera implacable. O Daryl, el redneck (¿gay?) apocado, segundón de su criminal hermano, y que ahora es uno de los líderes del grupo y uno de los personajes más populares de la serie.
Lo que si hay que reconocerle a The Walking Dead es que tomó una ambiciosa apuesta narrativa en la temporada 7, audaz e interesante, pero que no cuajó del todo. Decidió mostrarnos a unos héroes derrotados y sometidos durante 16 capítulos, de octubre a julio. Derrotados y sometidos no por los zombis, sino por otro humano monstruoso que es Negan. Y digo que es interesante porque lo que se plantea en Negan es un fascista brillante y carismático que ha impuesto un régimen de terror, basado en la violencia y en el culto a la personalidad.
Que Donald Trump haya ganado las elecciones en el mismo mes en que la historia de Negan comenzó en The Walking Dead el año pasado es una de esas coincidencias irónicas de la vida, y que no dudo haya contribuido a bajar los ratings. De alguna forma la serie se volvió demasiado "real".
Asimismo la serie también decidió explorar las posibilidades de su escenario apocalíptico introduciendo a otras extrañas comunidades de humanos que habitan este mundo, la del pacífico rey Ezekiel con su tigre, la de la insoportable Jadis con los Carroñeros, así como las mujeres de Oceanside, que viven solas, cual amazonas. Todo interesante, sin duda, pero la serie perdió de vista su promesa de marca: demasiados conflictos entre humanos, y pocos zombis.
En televisión, 16 capítulos por semana, con un break de 2 meses entre la primera mitad y la segunda, son eternidad, estamos hablando de casi 6 meses en los que no quieres ver una situación en que los héroes se han vuelto esclavos. The Walking Dead en la temporada 7 básicamente se convirtió en El show de Negan, y la extraordinaria actuación de Jeffrey Dean Morgan como el susodicho solo hizo al personaje (y al programa) más repelente.
Cabe aclarar que no es que esté mal que un programa de ficción comente sobre temas políticos y sociales, de hecho esa es la característica de mucha de la mejor ciencia ficción. George Romero, el padre de los zombis, hizo su película La noche de los muertos vivientes como una crítica social y política. Pero la maestría en hacer esa crítica reside en integrarla a la historia de una forma natural y sutil, y el bat de Negan es todo menos sutil.
Los productores del programa reconocieron el error y prometieron que esta nueva temporada va a revertir la corriente y que el grupo de Rick, Michonne, Daryl, Carol irá a la ofensiva y volverá al heroísmo. Este fue el reclamo de la audiencia durante la temporada pasada, y si les creemos, han hecho caso a aquella máxima de a la gente lo que quiere.
Por el bien de los que nos gusta la televisión emocionante esperemos que The Walking Dead reviva esta nueva temporada, para que los muertos sigan caminando por lo menos un par de años más.
*Este contenido representa la opinión del autor y no necesariamente la de HuffPost México.