
En México, cuando no te desilusiona/enoja algún hecho relacionado con nuestra política, lo hace algún pésimo contenido publicitario. Pero hay ocasiones en que ambos rubros le echan muchas ganas y todo termina en bodrios mediáticos como los que muy frecuentemente nos ofrece la publicidad oficial.
Más allá de comerciales mal logrados como el que que promovía el quinto informe de gobierno de Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno de Ciudad de México, o la campaña de presidencia que nos ha recordado durante el 2017 que al presidente Enrique Peña Nieto no le gusta que hablen sólo de lo malo porque lo bueno también cuen(s)ta mucho , la publicidad en México representa también nuestras peores prácticas y un lado burdo de la idiosincrasia nacional.
Date el tiempo de ver completo este comercial de IAVE CAPUFE.
Una palabra: racismo.
Sí, racismo, ése que los mexicanos dicen no ejercer.
Una dependencia pública: CAPUFE.
¿Quiénes son? Bueno, pues Caminos y Puentes Federales de Ingresos y Servicios Conexos, que es
"un organismo público descentralizado del Gobierno Federal de México, con personalidad jurídica y patrimonio propio, que opera y da mantenimiento mayor y menor a los caminos y puentes federales". Ajá, ése que te cobra las casetas para circular en las carreteras recién inauguradas donde se forman socavones.
Una sentencia: abominable.
Un comercial donde algún creativo -es un decir- pensó que era pertinente comparar la imagen de una persona de tez morena con un perro, además negro es tan abominable como saber que en México el escenario de la desigualdad se debe a la 'pigmentocracia': los más ricos son blancos porque tienen mejores empleos y más estudios; mientras que los más pobres, de piel oscura, tienen peores empleos y menos estudios.
El problema no son los comerciales (tanto), sino lo que dijo el Instituto Nacional de Geografía y Estadística el pasado julio en su estudio "Promoviendo la movilidad social en México".
En julio pasado, Huff Post entrevistó a Raymundo Campos, profesor del Centro de Estudios Económicos del Colegio de México, quien explicó que la discriminación es un fenómeno cultural de la sociedad mexicana, que se potencia gracias a la ausencia de políticas públicas que recorten las diferencias étnicas que históricamente existen en el país.
"Una es la parte de discriminación, que valoramos para ciertas posiciones (laborales) el color de piel aunque no sea explícitamente, es decir, estos sesgos pueden implícitos o inconscientes", aseguró el académico.
Por otra parte, un informe de Fundar que no sólo evidencia que la administración de Enrique Peña Nieto sigue sin reformar los estatutos necesarios una para una debida regulación de la publicidad oficial, sino que además, se exceden del presupuesto inicialmente aprobado (cifras cuantiosas para empezar).
Y cada año del sexenio el dispendio es aun mayor.
Los montos de 'sobreejercicio' suman más 15 mil mdp ADICIONALES en presupuestos en los que se han reducido las partidas a sectores como salud, desarrollo social y medio ambiente. Círculo vicioso, le dicen.