Cuando Laura Marsh descubrió a principios de este año al mono saki Vanzolini calvo, con sus distintivas extremidades doradas y su peinado tipo Beatles, la primatóloga dijo que rompió en llanto inmediatamente.
"Fue fantástico", le dijo a National Geographic en una entrevista reciente. "Estaba temblando y estaba tan entusiasmada que apenas y podía fotografiarlo".
El saki Vanzolini, nombrado por el zoólogo barisleño y compositor Paulo Vanzolini, no había sido visto con vida desde hace 80 años. La última vez fue en 1936, cuando un naturalista ecuatoriano llamado Alfonso Olalla recogió varios ejemplares del primate durante una expedición a la cuenca remota del Alto Juruá en el Amazonas brasileño. Algunos especímenes fueron encontrados muertos después en 1950, pero muy poco se supo después de esta escurridiza criatura.
Marsh, una experta en monos saki y directora del Instituto de Conservación Global, estaba determinada a cambiar ese hecho. Ella creía que todavía había sakis rondando por el Amazonas. Solo necesitaba encontrarlos.
Así que, en febrero, ella y su equipo que incluía a científicos, conservacionistas y guías locales se embarcaron en una expedición de investigación de tres meses en la cuenca remota del Alto Jurúa, una zona que ha recibido poca atención científica.
La expedición fue la primera encuesta de mamíferos en el área en más de 60 años, dijo Christina Selby, una periodista que acompañó al equipo de Marsh, para un reporte de Mongabay. El principal objetivo del equipo, según Selby, era encontrar al saki Vanzolini "extraviado".
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Pocos días después de iniciar la expedición, el equipo alcanzó su sueño.
Selby dijo que el equipo había navegado en una canoa de metal por el río Eiru, un afluente del río Jurúa, cuando su guía de campo encontró a "un mono blanco saltando de rama en rama en un árbol grande a unos cuantos cientos de kilómetros bosque adentro.
"Con su pelaje grueso y su cola peluda, el mono saki es fácilmente distinguido de otros monos que comparten el mismo bosque, aún como una sombra distante", escribió Selby.
Durante los próximos tres meses, Marsh y su equipo encontraron otros varios especímenes del alguna vez "extraviado" saki Vanzolini en varios puntos del río Eiru.
Los investigadores observaban como los primates se movían "como gatos" por los árboles, caminando en cuatro patas por las ramas. National Geographic explica que los saki Vanzolini no tienen cola prensil como otros primates, lo que significa que tienen que depender de la destreza de sus extremidades para explorar los bosques.
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Tan emocionados como estaban por encontrar una evidencia tan abundante de la existencia del saki, el equipo de investigación también descubrió algunas verdades desconcertantes sobre estas criaturas y su futuro. El saki, como muchas otras especies, están enfrentando amenazas constantes en su hábitat, incluida la caza, la deforestación y otros tipos de actividades humanas.
La caza, en particular, parece ser una amenaza, no solo para los sakis sino para otros primates, aves grandes y otras criaturas en el área de Alto Jurúa.
"Dado lo que hemos visto, si no se ejecutan controles de caza y deforestación adicionales, además de las reservas limitadas que ya existen, la conservación del saki podría convertirse en crítica". Marsh le dijo a Selby en una entrevista para Mongabay.
Según National Geographic, Marsh hará una recomendación a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza sobre el estatus de la población de sakis, que actualmente está enlistada como desconocida. Marsh dijo que "muy probablemente recordará" que las criaturas sean clasificadas como bajo amenaza".
Este artículo se publicó originalmente en The HuffPost.