
Cabezas de jaguar, chivos y otros animales cuidan con la mirada el taller de Don Gorgonio Castro, que forma parte de la tercera generación de artesanos que hacen máscaras de madera en el municipio de Suchitlán, en Colima.
La tradición de dar vida a animales fantásticos a partir de madera fue instaurada por el abuelo de Don Gorgonio, quien al practicar el arte de la danza prehispánica cargó sus enseñanzas de magia y misticismo.
Las máscaras, que a decir de Gorgonio tienen mayor popularidad para las festividades de Semana Santa y Navidad, son representaciones de animales regionales como linces, perros, ocelotes, chivos, burros, coyotes y zorros, y tienen que ver con algunas de las creencias de la cosmovisión prehispánica.
Así, explicó, "hay un orden dentro de la danza, hay unos que significan inteligencia, sabiduría, fuerza, unión, y así sucesivamente".
Con la tranquilidad de quienes aman cada parte de su trabajo, el artesano explicó que aún cuando existen trabajos especiales que requieren de un mayor tiempo para nacer de entre la madera, la elaboración de una máscara de tamaño regular se puede llevar hasta una semana y la venta de las mismas es en el taller de Gorgonio, aunque también ha llegado a exponer su trabajo en otras exposiciones de Colima.
El artesano, explicó que no se ha animado a buscar exponer su trabajo fuera del Estado debido a que considera necesario encontrar el punto exacto de la madurez de su obra, "todavíaì no he llegado", comentó, aunque las máscaras que viven en la pared de su taller opinen lo contrario.
Gorgonio comenzó con la talla de madera desde los siete años de edad y recordó que inició con una especie de ritual en el que su padre, que fue quien le entrenó para este trabajo, le hacía énfasis en la observación de la naturaleza y los determinados momentos de un día para luego mirar la madera y dejar guiar su imaginación para así encontrar la figura que vive dentro del tronco.
Recordó que en su aprendizaje, su padre le hacía mirar los trozos de madera y le preguntaba: ¿y tú qué ves más allá de tus ojos?, el papá de Gorgonio consideraba que las máscaras ya vivían en los trozos de madera, "nada más hay que quitar la madera que les sobra", explicó.
"Mi papá decía que las máscaras no las hacemos nosotros, que ya estaban dentro, solamente le quitamos lo que le sobra, mi papá decía que las máscaras ya habían sido creadas, solo había que encontrarles la forma".
El taller del artesano se encuentra a un costado de su casa, ahí, la luz natural, el aire fresco y un montón de arañas que cuelgan de las copas de los árboles frutales acompañan el trabajo cotidiano de Gorgonio, quien ya prepara a la cuarta generación que seguirá con la tradición de la talla de madera.
El artesano utiliza la misma técnica de enseñanza que aprendió de su padre quien a su vez fue enseñado por su abuelo y que consiste en la entrega de un trozo de madera para "sacar la máscara" y así determinar las habilidades del aprendiz, en su familia, no todos son mascareros, sólo practican este modo de vida èl y su hermano, y próximamente, será el hijo de Gorgonio quien continúe con la tradición.
Gorgonio ahora enseña a su hijo, primero a la observación de los fenómenos naturales para así conectarse con su mascarero interno; es decir, explicó, la elaboración de estas piezas no solo tiene una finalidad decorativa, sino espiritual.
"Primero hay que ver la madera, tienes que ver más allá de tus ojos para así sacar el modelo del animal que va a nacer del tronco", en ese sentido, detalló que primero se hace la talla de la madera para dar la forma del animal a representar; luego, se resana y se lija para darle una mayor suavidad y posteriormente se le pasan al menos tres capas de pintura.