Las denuncias de acoso sexual y violaciones los últimos dos meses son un verdadero termómetro del problema que tenemos en esta llamada "sociedad civilizada". Los casos que inundan los medios de comunicación refiriéndose a casos que involucran personajes de alto perfil, como el del productor Harvey Weinstein, Kevin Spacey y Louis C.K., han escandalizado a una sociedad que creía que los círculos más progresivos de la sociedad (como Hollywood), estaban exentos de la violencia de género, abuso, violación y silencio. Los artículos del New York Times y New Yorkersobre Weinstein, destaparon una cloaca que resulta desagradable pero que urgía explorar.
Los abusos en los que estos personajes incurrieron no le resta valía a su trabajo, pero defender sus abusos, acosos y/o violaciones solo por su talento resulta inaceptable... ¿A qué me refiero? A esos individuos cuyo cuasi argumento va un poco sobre esta línea: "Es culpa de la víctima, ¿por qué no hablaron/denunciaron antes?". Estoy segura que si existe el infierno, hay un círculo muy especial para esos que van por el mundo culpando a las víctimas de su silencio.
Y otro más profundo para los que por defecto dudan de las historias de violación, cuando hasta el FBI afirma que sólo el 2% de las denuncias por violación son falsas.
Repitan conmigo: este problema no es una novedad. Hablar de ello no es una moda y absolutamente nadie en su sano juicio quiere esta clase de atención. Dejen de especular y excusar, porque eso también los convierte en parte del problema.
Si los afectados temen el compartir sus historias es por personas que piensan que es tan fácil como decir "Perdona las molestias, me violaron".
Rara vez una persona se monta un teatro con esta clase de papel, pues las consecuencias psicológicas tanto del abuso, como la experiencia al denunciar son indescriptibles y únicas a cada psique. Supondré que tal vez no saben de qué hablo y piensan que alzar la voz es sencillo, frío y calculado. Les aseguro que no están solos en su argumento, y que este fenómeno es una rampante epidemia. En inglés se le llama victim blaming , que literalmente significa "culpar a la víctima". Supongo que la negación es parte del duelo, pero en este caso solamente habla de una profunda falta de empatía.
Te violan/acosan, entonces, denuncias, fácil ¿no? Pues no, el trauma y la culpa que implica un abuso son muy complicados de por sí... Pero si encima el abusador es una figura con algún poder sobre tu persona y carrera, la parte de la denuncia se torna en una cuestión de auto infringir un daño extra. De que inevitablemente el acontecimiento probablemente dañará también a tu familia e influirá en tu futuro.
Denunciar o no es un auténtico dilema, y lo afirmo porque he estado ahí, no una, ni dos, sino tres veces. Los personajes en cuestión no me violaron ni abusaron físicamente de mí, pero sí me acosaron metódicamente desde una posición de poder.
De haber levantado la voz, mi nombre se vería inevitablemente vinculado al de ellos y es casi seguro decir que me sería casi imposible ejercer mi profesión sin ser "la víctima de...". No denuncié porque estaba adolorida, harta y desesperanzada. Curé mis traumas con terapia y sacrificios profesionales (renuncié).
La idea de ser la víctima por doble partida era apabullante y sabía que por mi edad, sexo y condición la probabilidad era que mi entorno terminase culpándome a mí. Es triste, pero cierto, porque la historia no la escriben los perdedores.
Me da gusto que las víctimas hablen. Aplaudo que se sepan estas historias, inclusive que el escarnio público castigue de alguna forma a estos personajes que no sólo abusaron sexualmente de las víctimas, si no que incurrieron en abuso de poder. Me consuela que la opinión pública les cuestione y deje ver que ni las estrellas liberales del firmamento hollywoodense son perfectas. Que inclusive las actrices más famosas han sido víctimas y temen por su bienestar físico, mental y profesional.
¿Estos escándalos acabarán con el problema? No, pero sí consigue que como sociedad tengamos debates sobre abusos, acosos y violación y tal vez a la larga, cada uno de esos incidentes puede acercarnos a ser una sociedad más justa con las víctimas. Quizá algún día no tan lejano, nadie sentirá culpa de haber sido violado.
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