Una vez que se ha cerrado la fecha en que es posible registrarse como candidato independiente para competir por la presidencia de México surge la duda en torno a la viabilidad de dicha figura dentro del sistema político mexicano... y a qué grupos puede beneficiar en el mediano plazo.
En primer lugar, el plantear candidaturas independientes a nivel presidencial implica cierta madurez del electorado que participa en el proceso: un candidato que no tiene el respaldo de un partido político debe hacerse notar por sus ideas, lo cual implica un debate en un sentido diferente al que conocemos en México.
Los votantes mexicanos muchas veces deciden su voto en función de prácticas clientelares o la publicidad a la cual son sometidos durante la campaña electoral; esos mismos votantes pocas veces se detienen a meditar sobre planes de trabajo y la viabilidad de alcanzar las metas en el corto y mediano plazo.
Un candidato independiente no posee una enorme cantidad de recursos monetarios que le permita llevar a cabo prácticas clientelares, por lo que su única arma es el debate serio y razonado, tal como ocurre en los países desarrollados, pero que en México es poco valorado.
Es muy probable que el votante urbano y altamente escolarizado reciba de buena forma ese cambio, ya que el intercambio de ideas genera competencia. Pero la realidad mexicana nos dice que una persona promedio en México cuenta con educación secundaria, es apática en torno a la organización y participación de la vida política y que desea resultados inmediatos, sin razonar que los cambios son un proceso que toma tiempo y un sacrificio de todas las partes involucradas.
Si lo escrito hasta este punto lo vinculamos a lo ocurrido en elecciones presidenciales pasadas, es fácil observar que el votante urbano y altamente escolarizado tiene una tendencia a anular su voto o darlo a organizaciones políticas que considera contrarias al partido en el poder. Razón por la cual podemos suponer que en el 2018 los candidatos independientes a la presidencia del país serán beneficiados por esa masa electoral.
El resto de votantes seguirá comportándose de la misma manera, pues no está habituado a actuar de forma diferente, ni tampoco percibe los estímulos que significaría un cambio en las formas de hacer campaña electoral. Debido a esto los partidos políticos con más peso no tendrán ningún incentivo a modificar sus hábitos mostrados hasta este momento.
La figura de candidatos independientes para el caso mexicano debe ser llevada de forma gradual, es decir, no se necesitan 40 personas en la boleta electoral.
El que en una boleta electoral aparezcan candidatos independientes lleva a una fragmentación de la masa electoral en dos partes para el caso mexicano. La primera de ellas será una minoría que apoya a los independientes, mientras que la segunda, es la mayoría que responde en función de los partidos con más poder económico.
Tanto el Partido Revolucionario Institucional (PRI) como Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) saben que ellos dos son los principales beneficiarios de que hoy existan candidatos independientes a la presidencia de la República. De ahí que la estrategia para ambos será la de conservar su voto duro y conseguir nuevos simpatizantes a través de prácticas clientelares, o movilizando gente a distintos eventos o incluso el mismo día de la elección.
La figura de candidatos independientes para el caso mexicano debe ser llevada de forma gradual, es decir, no se necesitan 40 personas en la boleta electoral, sino a una sola que sea capaz de introducir cambios que signifiquen una real apertura política. Así como la construcción de acuerdos con otras organizaciones de la sociedad y el establecimiento de límites al régimen de partidos políticos mexicano.
Aunque resulta necesaria la apertura política, la forma en cómo se organizó cada candidatura independiente en México resultó en la oportunidad perfecta para que el PRI pueda repetir en el Ejecutivo Federal o MORENA lo gane por primera vez.
*Este contenido representa la opinión del autor y no necesariamente la de HuffPost México.