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Mi encuentro con La Generala

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La Virgen de los Remedios es la imagen mariana más antigua de América. Su aparición en México se remonta a los tiempos de la Conquista, lo que daría paso a convertirse en la virgen española y la patrona de los indígenas, sustituyendo así a diversos cultos prehispánicos.

El virrey Francisco Javier Venegas le dio grado militar y por ello es conocida también como "La Generala". Esta imagen tiene un gran peso, pues posee un devoción popular muy arraigada en la zona de los Tuxtlas, al sur de Veracruz. El culto a esta virgen no es convencional, como lo menciona Eduardo García Acosta en el prologo del libro Presas del encanto. Tiene una serie de elementos que combinan lo religioso (el altar) y lo secular (la tarima), lo espiritual (el canto religioso) y lo corporal (la comida, el baile y la cantada).

La imagen de la virgen es adornada con prendas de oro y también fotos de personas.

Recibimos la invitación por parte de Eulogio y don Bonifacio Temich, músicos de la región, para acompañar a la virgen en su camino a la comunidad de Texcaltitán, municipio de San Andrés Tuxtla. El domingo 20 de agosto nos reunimos muy temprano los miembros del Colectivo Tecalli, para emprender el viaje de Santiago Tuxtla hacia San Andrés Tuxtla, donde se encuentra resguardada la imagen de La Generala.

Se dice que a la virgen le gusta la música, por eso, en el acarreo, se componen dos secciones: al principio van los guardianes de los cantos religiosos, y más atrás los músicos tradicionales, tocando sones, pero eso sí, no se cantan versos, es pura música. El violín es un instrumento importante, por todo el simbolismo religioso. Se dice que brinda protección, pues forma la cruz. La persona que lo toca, es quien tiene el control de la música, es aquel que declara cuál son sigue para tocar.

Caminamos desde el altar de la Virgen, hasta la comunidad de Texcaltitan, un recorrido que tiene al rededor de 4km. Al llegar a la entrada de la comunidad, nos recibieron con agua de horchata y pinole (bebida hecha de maíz tostado con piloncillo y canela). Tiempo ideal para sentarse y tomar un descanso, ya estábamos cerca de llegar con el anfitrión de la virgen.


El anfitrión adorna la casa o el lugar donde llegará la imagen, normalmente colocan globos y otros adornos como flores, por ejemplo. Ese detalle ya queda en el gusto del casero. La virgen debe quedar frente a la tarima o de una forma en la que pueda mirar a los músicos. También se colocan asientos para que las personas puedan mirar el huapango o cantarle a la virgen, la música no puede hacer falta.

A un lado del altar se colocan hojas de arrayán. Las personas se acercan, hacen turno para pasar a la imagen, toman una hoja y hacen la cruz en el cristal, también lo tocan. Le hacen sus plegarias, platican con ella como si fuera una persona de la familia. Es posible conseguir una madrina que pase las hojas por tu cuerpo, rezando por ti. Es quizá como un ritual de inicio hacia la devoción de la imagen. Y también es otra forma de vinculación entre la comunidad.

Tras llegar a la casa comienza el velorio. Este término no tiene nada que ver con cosas fúnebres, sino todo lo contrario, los velorios tuxtlecos son el ejemplo más cercano al sincretismo de la cosmogonía prehispánica en la música tradicional (son jarocho). La música debe mantenerse, se mezcla entre cantos religiosos y la música del "son jarocho". Se convive con los músicos y todas las personas —de diversas comunidades— se divierten. Pero también se le pide a la virgen y se le rinde culto.

La comida es una parte esencial en los velorios, al llegar se le sirve a los músicos y a todos los asistentes el platillo conocido como tataviyiyayo, cuyo significado es "caldo colorado". Y obviamente, tiene un origen prehispánico. Es un caldo, con huesos de res, aunque también la gente suele sacrificar cerdos, gallinas o guajolotes, depende del casero y la comunidad.

Traer a la virgen no es cosa sencilla, pero es todo un honor para el anfitrión. Algunos le hacen esa promesa a la virgen, pues están agradecidos por los milagros que quizá les ha concedido. La Generala tiene una agenda bastante ocupada, porque para solicitarla, debes hacerlo con un año de anticipación. Esta imagen mariana es importante en la región, tiene una connotación tanto material como espiritual.

El culto a La Generala es una forma de integrar a la sociedad y de hermanar a los pueblos a través de la música y lo religioso.

*Este contenido representa la opinión del autor y no necesariamente la de HuffPost México.

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