
El 93% de los mexicanos afirman estar en desacuerdo con el funcionamiento de su sistema democrático, lo cual ubica a México como el país con el mayor desencanto por la democracia entre 36 países evaluados por el Pew Research Center, con sede en Washington.
"Los mexicanos y los libaneses son los más insatisfechos, con al menos nueve de cada diez que dicen que su sistema político actual no funciona bien", señala el estudio Globally, Broad Support for Representative and Direct Democracy (A nivel global, un amplio apoyo a la democracia representativa y directa).
En todos los 36 países que formulan la pregunta, "¿qué tan satisfecho está con la forma en que la democracia está funcionando en nuestro país?", una media global del 46% dice estar "muy o algo satisfecha" con la forma en que funciona su democracia, en comparación con el 52% que "no está muy satisfecho o nada satisfecho".
En este sentido, México se ubica al fondo del ranking, con 93% de desaprobación ciudadana sobre el actual sistema democrático, con apenas un 6% de satisfacción. La cifra más baja a nivel mundial y a nivel América Latina, región donde existe la mayor desconfianza y desencanto en los sistemas democráticos actuales.
Algo similar ocurre con los niveles de desconfianza que los mexicanos tienen a su gobierno, ya que México registra uno de los peores niveles de confianza a nivel global.
Cuando se le preguntó a la gente "¿qué tanto confía usted en que su gobierno nacional está haciendo lo correcto por su país?", apenas el 2% de los mexicanos respondió que "mucho" y un 15% respondió que "algo". Es decir, que el 83% restante se muestra desconfiado sobre las medidas que realiza el gobierno encabezado por el presidente Enrique Peña Nieto.
"Algunos países se destacan por su falta de confianza. Una mediana global del 14% dice que confían mucho en su gobierno nacional para hacer lo que es correcto para el país. Si bien este porcentaje es bastante bajo, el 5% o menos del público expresa este nivel de confianza en su gobierno nacional en 10 de los 37 países que hicieron la pregunta: España, Chile, Perú, Francia, Corea del Sur, Brasil, México, Líbano, Italia y Grecia", señala el documento.
El estudio también encontró que en América Latina hay una brecha generacional en los puntos de vista en torno a la democracia directa. "En Brasil, Chile, México y Venezuela, las personas de entre 18 y 29 años apoyan más que las personas mayores de 50 años la postura de tener ciudadanos y no funcionarios electos, que voten directamente sobre asuntos de gran importancia nacional", indica el estudio.
Asimismo, la investigación señala que "los países que se clasifican como más plenamente democráticos y que tienen un mayor porcentaje del público comprometido con la democracia representativa también tienden a ser más ricos".
De este modo, existe una correlación entre el desencanto de la gente con el gobierno y el mal desempeño de la economía. Por ejemplo, en India, donde la economía ha crecido en promedio un 6.9% desde 2012, el 85% de la gente confía en su gobierno nacional. Mientras tanto, solo el 26% de los italianos tienen confianza en su gobierno, país cuya economía se ha contraído en los últimos cinco años.
"Las opiniones sobre la economía están fuertemente relacionadas con la satisfacción con la democracia. En casi todos los países, las personas que afirman que la economía nacional está funcionando bien, son más propensos a decir que está mal lo que se está haciendo para estar satisfechos con el sistema político", señala el Pew Center.
En este sentido, México se ubica en la parte baja de la gráfica, donde un crecimiento económico menor al 3% anual en lo que va del sexenio de Peña está correlacionado con una opinión favorable del gobierno menor al 20% de la población.
"Una ansiedad cada vez mayor sobre el futuro de la democracia en todo el mundo se ha extendido en los últimos años. Los autócratas envalentonados y los populistas en ascenso han sacudido los supuestos sobre la futura trayectoria de la democracia liberal, tanto en naciones donde aún no ha florecido como en países en los que parecía estar fuertemente arraigada. Los estudiosos han documentado una recesión democrática mundial y algunos ahora advierten que incluso las democracias consolidadas establecidas desde hace mucho tiempo podrían perder su compromiso con la libertad y caer hacia una política más autoritaria", concluye el estudio.
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