
Era un martes más en la vida de Eduardo; se había quedado de ver con un amigo en el Cine Tonalá, para cenar y platicar. Entre las charlas, risas, comida y bebida, algo sucedió que le cambió la vida.
El martes por la noche, algunos tuiteros comunicaron que cuatro o cinco jóvenes entraron a asaltar el Cine Tonalá. Noticia que generó mucho ruido en redes sociales.
HuffPost México habló con Eduardo, uno de los afectados y quien pidió no revelar sus apellidos, sobre cómo sucedieron las cosas y la razón por la que, a pesar de querer, no denunciará a los responsables.
"El video del asalto es poco ilustrativo y no muestra lo que realmente pasó. Fue muy violento; en el video se ve todo "tranquilo". Eran entre 10:35 – 10:40 de la noche cuando todo inició", relató.
Cuando empezó a escuchar los gritos de las personas, Eduardo, que se encontraba en un lugar donde podía ver todo, pensó que se trataba de una pelea entre comensales, sin embargo, pronto se dio cuenta que entraron cuatro o cinco personas con pistolas, e inmediatamente empezaron a gritar que, si alguien hacía algo, les dispararían.
"Tiraron gente al suelo. De hecho, las mujeres que estaban en la entrada (no sé si ya se iban o estaban fumando), las aventaron y las metieron al restaurante. En ese momento, ya sabía que era un asalto. Desde mi lugar, vi cómo los delincuentes se desplazaron al fondo", continuó.
#PolicíaCDMX acude y apoya a afectados, y tras persecución se logra asegurar a un masculino, es trasladado a la agencia del MP en CUH-2. pic.twitter.com/7tt77IPWak
— U.C.S. CDMX (@UCS_CDMX) August 23, 2017
Eduardo le pidió a su amigo que se quedara sentado y sacara sus pertenencias. "Estos tipos se la pasaron gritando todo el tiempo que querían relojes, dinero y celulares. Además, nos pedían que bajáramos la cabeza y pusiéramos las manos en la mesa".
"No pude verles la cara, pero cuando subieron la foto del delincuente a Twitter, supe inmediatamente que se trataba de uno de ellos. Recuerdo perfectamente la chamarra y la gorra que traía", dijo Eduardo.
Después de esos 3 o 4 minutos de terror, se dio cuenta que cuatro de los asaltantes salieron del lugar, sin embargo, uno se quedó. "Pienso que estaba vaciando la caja porque seguía gritando".
Inmediatamente después del robo, el personal del Cine Tonalá empezó a preguntar si alguien necesitaba asistencia, una ambulancia y si no había heridos. "Fue una situación muy violenta. A pesar de que no hubo balazos, sí hubo gente que aventaron y terminó en el piso. De hecho, una persona se opuso al asalto y uno de ellos dijo: 'si se pone difícil, mátenla'. Esas cosas impactan".
¿Y la policía?
La policía llegó cuando todo había terminado. Según el testigo, entre 3 y 5 minutos después del asalto. "Cuando salimos ya había como tres patrullas y 10 policías. Mi amigo y yo, nerviosos, le pedimos a uno de los policías que nos acompañara a nuestro coche -estaba a una cuadra del Cine Tonalá- porque seguíamos en shock. Nos miró y nos dijo: 'No. ¡Pero si ya se fueron (los ladrones)!'. Su justificación fue que estaba "ocupado" y tenía que quedarse 'a ver'", relató Eduardo.
Esta actitud le causó enojo, frustración y decepción de ver cómo a las autoridades no les importaron los afectados. "Se supone que la figura de un policía debería darte tranquilidad o al menos hacerte sentir seguro. Este tipo nos trató con tanto cinismo y un valemadrismo impresionante. Nunca mostró interés o ganas de ayudar", enfatizó.
si se pone difícil, mátenla".
Una vez en su casa, Eduardo dio de baja sus tarjetas de crédito, cambió contraseñas y rastreó su celular, el cual fue detectado por última vez, en la zona centro de CDMX.
Luego, Eduardo se enteró por un tuit que uno de los presuntos responsables del robo fue detenido.
"Lo primero que pensé, luego de identificarlo, fue ver la manera de 'hundirlo', de hacer que pagué por lo que hizo. Llamé a un teléfono que me dio la cuenta de Twitter Unidad de Contacto del Secretario de Seguridad Pública, para dar constancia", relató.
Luego de esta llamada, Eduardo quiso levantar una denuncia en el Ministerio Público, pero con la condición de no tener un careo con el presunto asaltante.
El asalto no fue improvisado, los asaltantes tenían días planeándolo.
¡MALAS NOTICIAS!
La respuesta del asesor jurídico que lo atendió lo hizo dudar. "Puede que sí o que no", le respondió a Eduardo sobre si su agresor le vería la cara. "Pero si esto pasa a juicio, sí vas a tener que ser uno de los testigos y vas a tener que dar la cara en el juicio oral", contó.
En ese momento, Eduardo sintió mucha impotencia, pues lo que menos quiere es tener que encarar al presunto, y más, cuando otros tres o cuatro, siguen libres.
"El asesor me respondió: 'Ay, no se preocupe. Si llega a juicio esto, si quiere le podemos ayudar con una patrulla que lo escolte a su casa. Para que no le pase algo'. ¡Cómo si eso frenara a los delincuentes!", dijo.
Ante la respuesta del asesor, Eduardo ya no quiso levantar una denuncia, por miedo a que le pase algo a él o a alguien cercano.
"Toda la gente te dice que debes denunciar, pero quisiera que se pusieran en mi lugar. Y no es que me dé flojera (denunciar), porque no quiera, por cuestiones burocráticas, esto es porque no me siento seguro", dijo.
No fue el miedo ni el impacto de esta violenta experiencia lo que detuvo a Eduardo a denunciar. Fue la inacción de la policía y la forma en que las autoridades lo hicieron sentir que estaría más seguro si mejor olvidaba el suceso.
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