Suena el despertador y, como cada mañana, comienza mi lucha por salir de la cama. Quisiera dormir más. Siento que de nuevo me faltó sueño. Veo el reloj y cuento las horas que descansé. Fueron más de 11, como el día anterior, como las últimas semanas y los últimos meses. De todas formas, no tengo energía y tan solo saber que debo "echarle ganas" para alistarme e ir a estudiar y a trabajar, es tan desafiante como querer "subir el Everest".
Esta escena fue una parte de mi vida diaria durante algunos años. Hoy sé que compartí esa batalla con muchas más personas de lo que imaginé y de las que sabía, pues casi nadie lo hablaba. Sin embargo, mundialmente se estima que hay 320 millones de personas lidiando con un trastorno depresivo. Tan solo en México somos 2 de cada 10 y 1 de cada 3 lo desarrollará antes de los 65 años. Por lo que mundialmente persisten los esfuerzos por entender y atender la salud mental.
Uno de ellos tuvo lugar el pasado 10 de octubre con la celebración del 25 aniversario del Día Mundial de la Salud Mental (DMSM), iniciativa global de la Federación Mundial de la Salud Mental (WFMH, en sus siglas en inglés). El principal objetivo es generar conciencia en todo el mundo y movilizar los esfuerzos en política pública que garanticen el acceso a su atención.
El persistente y generalizado desconocimiento sobre las causas, consecuencias y costos de cualquiera de ellos daba lugar al estigma social que me provocó vergüenza para pedir ayuda.
Por otra parte, esta iniciativa es una invitación al involucramiento social para comprender su importancia dentro de la propia salud pues de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) la salud mental es "...un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad". A su vez, la OMS define a la salud como "... un estado de completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades". En pocas palabras, "sin salud mental, no hay salud".
En este sentido, gozar de ella nos permite vivir con bienestar y sortear triunfalmente los desafíos y aprovechar las oportunidades de la vida. Perderla por algún trastorno mental (depresión, ansiedad, autismo, etc.), neurológico (epilepsia, migrañas, Alzheimer, Parkinson, etc.), o de abuso de sustancias (alcohol, sustancias ilegales o no utilizadas para fines médicos) implica más que vivir con el propio malestar físico pues estas enfermedades comparten la constante de provocar -en mayor o en menor grado- un deterioro en el organismo que dificulta el funcionamiento de la persona en todos sus entornos.
En mi caso, "subir el Everest" fue muy rudo, pues me enfrenté con que a pesar de que a mi alrededor todos tenían a alguien cercano con uno de estos padecimientos, el persistente y generalizado desconocimiento sobre las causas, consecuencias y costos de cualquiera de ellos daba lugar al estigma social que me provocó vergüenza para pedir ayuda, fomentó la discriminación desde los miembros de mi comunidad (casa, escuela, familia, trabajo, amigos, etc.) y dificultó, en tiempo y forma, mi recuperación.
Por ello, hablar de mi experiencia en este marco temporal, me ofrece la oportunidad de capitalizar lo vivido a favor de otras personas que pudiesen identificarse. Este año me uno a la iniciativa para recuperar el tema de "La Salud Mental en el Trabajo" y fomentar la participación colectiva que mejore las condiciones dentro de estos y otros espacios, a favor de quienes padecen una enfermedad mental y, por ende, de la toda la sociedad.
Finalmente, me parece importante destacar la importancia de aprender a reconocer las 5 señales de sufrimiento emocional y hacer un llamado para que si notas en ti o en una persona cercana cambios en la personalidad, enojo o nerviosismo, aislamiento, falta de aseo o de cuidado personal y pérdida de esperanza, pidas ayuda o la ofrezcas. Podrías mejorar tu vida o la de un ser querido.
Por nuestra salud, hoy y todos los días, #HablemosDeSaludMental
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