Ni Google ni Facebook ni Twitter han podido combatir al determinismo geográfico en su totalidad a pesar de que muchos mexicanos han elegido tener a su vecino favorito a Alemania, China, Francia, Rusia o Japón. El consumo cultural también es vecindad.
Pero el mundo intangible tiene límites. Y en México lo sentimos, lo olemos. El Estados Unidos de Trump nos sigue dejando un aliento fétido en cada momento en el que menciona las palabras: muro, TLCAN y "dacas".
Pero ojo, Justin Trudeau vino a México a extendernos una invitación: elegirlo como vecino. Exacto, modificar el mapamundi desgajando a Estados Unidos para cubrir el espacio con Canadá. Pensemos que a pocos kilómetros de Tijuana se ubique Vancouver en lugar de San Diego; imaginemos que las secciones internacionales de periódicos y noticieros de televisión dediquen más tiempo a las actividades de Trudeau; y que los vuelos a Canadá se multipliquen por 100.
No se trata de pensamiento mágico.
Trudeau quiso ser uno más en la cadena humana en la producción de solidaridad con las víctimas de los terremotos; lo vimos en la Cruz Roja de Polanco metiendo productos en cajas de cartón; lo vimos abrazar a Peña Nieto; lo vimos dedicar un "viva México".
Si no queremos entender su mensaje, mal por nosotros.
Trudeau nos ha extendido la invitación para que olvidemos al viejo gruñón durante los próximos tres años porque lo que viene será complejo.
Trudeau recomienda no levantarse de la mesa de negociaciones del TLCAN a pesar de que Trump juegue con las líneas rojas. Que si las reglas de origen para afectar la producción de automóviles en México; que si la desaparición del Capítulo 19 para que sea su legislación la que aclare las controversias entre los tres países; que si hay que extender un certificado de garantías por cinco años. En fin. Las imposiciones climáticas en las negociaciones de Trump.
Sería adecuado que la vecindad compartida con Canadá se materializara en el gobierno mexicano. Por ejemplo, articular estrategias del soft power entre ambos países, lo mismo a través de la cultura o el turismo; incrementar la frecuencia de contactos y conferencias de prensa cuando haya puntos de desacuerdo con Trump; y sobre todo, crear un Erasmus universitario, es decir, generar incentivos entre estudiantes universitarios de los dos países para que recurran a los intercambios.
Como si de una app se tratara, Trudeau llegó a México a promocionar su descarga.
*Este contenido representa la opinión del autor y no necesariamente la de HuffPost México.