Fue la mañana de un 19 de septiembre de 1985, cuando un temblor de 8.1 azotó al entonces Distrito Federal. ¿El resultado? Cientos de edificios caídos y 3 mil 692 fallecidos, de acuerdo con cifras del Registro Civil de la Ciudad de México.
Para recordar a todas aquellas personas que murieron en dicha tragedia y preparar a la ciudadanía, cada año el gobierno de CDMX organiza un megasimulacro para advertirnos que vivimos en una zona altamente sísmica.
Hoy, poco antes de las 11 de la mañana, los edificios principales de Ciudad Imagen realizaron el primer simulacro de los dos que se llevarán a cabo en la empresa. ¿El resultado?...
Desde hace varios días, en las instalaciones ubicadas en Av. Universidad, se colocaron mantas para informarle a sus más de dos mil empleados que los días 19 y 20 de septiembre se llevarían a cabo dos simulacros para recordar aquel terremoto del 85, saber qué protocolos seguir en caso de sismo, así como ubicar las zonas seguras.
Minutos antes de que sonara la alarma, ya había gente concentrada en el patio principal revisando su celular, platicando con sus compañeros y esperando la llegada de los compañeros.
Pasaron alrededor de tres minutos para que las instalaciones se vaciaran y la gente se concentrara en la zona segura, que en este caso es el patio principa. Luego de esto, los brigadistas se reunieron para seguir los protocolos de seguridad que son: revisar que en los edificios no se haya quedado alguien, posibles afectaciones en las instalaciones y, de ser necesario, brindar ayuda a aquellos que resultaran heridos.
Mientras los brigadistas -reconocidos por sus chalecos naranjas- realizaban sus labores, los trabajadores aprovecharon el "descanso" para platicar, revisar redes sociales y uno que otro, detectó los puntos débiles de las instalaciones. "Mira, si temblara fuerte, podrían caerse los vidrios", señaló una mujer que portaba sus lentes oscuros.
Cuando verificaron que todos los trabajadores estaban en el patio, un líder tomó el megáfono para pedirle a todos los compañeros que se agruparan por piso. "¿Cómo?", exclamaron algunos hombres que no sabían a dónde irse ni tampoco sabían en qué lugar harían la fila los de su departamento.
Una vez formados como en la escuela, el señor del megáfono se dispuso a recordar lo que sucedió aquella mañana del 19 de septiembre de 1985. Para captar la atención de los presentes, hizo un comentario "gracioso", que muchos no vieron con buenos ojos, "fue una tragedia, no debería bromear con ello", comentaron unos amigos.
Olvidando ese detalle, el líder recordó que CDMX está ubicada en una zona sísmica; los decesos que hubo en 1985, las medidas de seguridad que se deben seguir y la importancia de realizar simulacros.
Mientras él pronunciaba estas palabras, mucha gente seguía viendo su celular, platicando con sus compañeros de todos los pendientes que dejaron para bajar al simulacro, el sol, calor; aquellos que vivieron el terremoto del 85 relataban dónde "les agarró el temblor" y hasta comparaciones con el que sucedió a principios de mes, entre otros detalles.
Al término del discurso, pidió que en orden todos regresaran a sus puestos de trabajo y recordaran los protocolos de seguridad. Mientras la gente se disipaba, recordé la frase que pronunció: "la importancia de los simulacros", para criticar, en mi interior, lo mal que lo hacemos.
Para empezar, ya sabemos que todos los 19 de septiembre, las empresas se suman a los megasimulacros, pero el resto del año... ¿qué?, ¿a poco creen que con un ejercicio al año es más que suficiente? Recordando mis épocas de estudiante, la escuela solía "asustarnos" al menos cuatro veces al año con simulacros que programaban a diferentes horas del día. Ahí también nos obligaron a memorizar y tatuarnos las tres instrucciones que debes seguir en casa de un sismo: "no corro, no empujo, no grito".
Pero un ejercicio al año y, avisándonos días antes que ocurrirá, no es la mejor manera de educar y preparar a la población. Los simulacros sorpresas son parte del remedio.
La segunda correcciónn es que nosotros, como población, empecemos a ver los simulacros como un ejercicio serio, no un momento de relajación, una oportunidad para seguir el chisme o el escenario perfecto para revisar Facebook. El susto del jueves pasado, nos demostró -una vez más- que los temblores están a la orden del día y nos sacude (literal) para despertarnos y analizar si tenemos preparada una mochila de emergencia, si sabemos cómo actuar o si ubicamos las zonas seguras de nuestra casa o calle.
Dejemos el relajo (que nos encanta) para otro momento y démosle la seriedad que corresponde. Recordemos que los estados de Oaxaca y Chiapas siguen sufriendo los estragos del terremoto de 8.2 del pasado 7 de septiembre.